Hola a todos
Hoy fue un día muy especial.
Nos levantamos a las 6,30 hs, desayunamos y salimos para visitar más en profundidad los campos Auschwitz y Birkenau.
Comenzamos en la entrada de Auschwitz donde nos explicaron cómo funcionaba el campo
Más allá de los datos del lugar, quería hoy transmitirles vivencias que tuvimos muy fuertes. Eso nos quebró en muchos momentos a todos, nos recompuso, nos volvió a quebrar y finalmente creo que nos fortaleció como personas.
Empezamos con Daiu:
Hola soy Daiana Salomon y quería contarles lo que viví hoy.
El día en general fue muy fuerte. Después de la marcha de ayer, una caminata muy emocionante, hoy conocer bien bien lo que habíamos transitado fue algo maravilloso. Algo que nunca me había imaginado que iba a sentir; algo muy muy fuerte.
Desde lo personal, tengo una historia muy particular con respecto a este lugar. Mi abuelo paterno es sobreviviente de Auschwitz, por lo que estar acá para mi no solo implica conocer y saber mejor la historia de mi pueblo, sino mi historia, la de mi familia, la de mi zeide, con el que un día antes de viajar me di un abrazo, el que estando en el campo, pasando por abajo del cartel de “el trabajo libera” lo sentí mas cerca y fuerte que nunca.
Estábamos empezando a recorrer el campo cuando el guía nos leyó un texto que trataba de un abuelo que estaba orgulloso de que su nieta vuelva a ese lugar, y yo en lo personal sentí que esa era una señal que mi abuelo me estaba mandando a mi, era lo que mi abuelo de verdad pensaba de mi, lo sentí muy mío. Mi abuelo fue prisionero y estaba en el bloque 19.
Cuando empezamos a caminar le conté al guía que mi abuelo había estado ahí y le pedí si podíamos ir a la barraca en la que había estado, y me dijo que si. Nos dirigimos hacia allí.
Cuando vi el número 19 los ojos se me empezaron a poner rojos, las lágrimas empezaban a caer y empecé a sentirme como nunca en mi vida, sentí por un momento que era mi abuelo y que toda la gente que estaba ahí eran alemanes que buscaban eliminarme, pero a la vez sentí que todos los marchistas estaban ahí con el mismo propósito que yo y que con ellos esto era mucho mas fácil y llevadero.
Cuando llegamos por fin a la puerta de la barraca, sentí que mi corazón se partía, que el mundo se me caía, algo muy raro sentí. El guía me pidió que les explique a mis compañeros por qué estábamos ahí y les conté, en ese momento me quebré, no podía hablar.
Entre a la barraca y sentí algo muy feo, sentí que estaba en el mismo suelo que habían estado mi abuelo y bisabuelo, en ese lugar que ellos sufrieron tanto, donde vivieron los peores años de sus vidas, donde mi bisabuelo perdió su vida. En ese momento sentí impotencia, orgullo, dolor y bronca todo a la vez, no podía entender que mi abuelo el que ahora lo veo tan fuerte, había estado ahí, en ese lugar tan horrible y terrible.
Siempre pensé que conocía esta historia pero ahora me doy cuenta que no sabia casi nada. Que todo lo que pensaba lo tenía que multiplicar por mil para darme cuenta lo que de verdad era.
Cuando salí, se me borraron las lágrimas y mi cuerpo se llenó de una sensación de orgullo total, no solamente por mi abuelo, sino por todos los que lo padecieron. Ese orgullo me acompañó durante todo el resto del recorrido por Auschwitz I y II.
SENTÍ QUE CADA PASO EN ESTE RECORRIDO FUE UNA MARCHA POR LA VIDA, QUE CADA PASO INDICABA VIDA, QUE CADA MOMENTO DEMOSTRÁBAMOS QUE ESTAMOS, Y EN UN GRITO FUERTE DE NUNCA MÁS Y DE AM ISRAEL JAI!!!
Segunda experiencia.
Un regalo para vos, LeaLea Novera asiste a un Taller Literario integrado por Sobrevivientes de la Shoá, donde Roxana, mamá de Luli Zusmanovsky, marchista de Ort, colabora voluntariamente.
La semana pasada escribió este texto y me pareció lindo compartirlo con ustedes (Roxana le pidió permiso y se puso muy contenta).
También comentó en el taller que le había pedido a un coordinador (a mí, a Marcelo), que cuando pasaran por la Barraca Nº7 pusieran una piedrita en memoria de su amiga Malke que había muerto allí.
Les paso el texto:
VÏSPERAS DE ALEGRÍA
Hace varias semanas fuimos invitados algunos miembros de “GENERACIONES DE LA SHOÁ”, agrupación a la que pertenezco, a la ORT a dar un pequeño seminario a los chicos que iban a hacer el viaje”MARCHA POR LA VIDA”.
Acepté gustosamente. Quise explicarles aunque sea una pequeñísima parte de lo que van a ver, etcétera. Creo que lo logré.
La semana pasada nos llamaron para asistir a la despedida de todo el grupo completo de las dos sedes: de la calle Yatay y Montañeses.
Yo sabía que era un acto muy importante y encontrarme entre centenares de hermosos jóvenes, libres y orgullosos, estudiantes con brillante futuro, me produce un placer y una alegría enorme.
El día anterior sentí inquietud, nerviosismo, ansiedad, momentos de placer. Cerraba los ojos y me veía a mi como adolescente que nunca fui y un montón de sentimientos más. No podía concentrarme en otra cosa. Mi emoción no me dejaba dormir. Madrugué y llegó el remise a buscarme.
No es la primera vez que piso la sede de la calle Montañeses y por enésima vez sentí dolor por mi destino y la adolescencia perdida.
Pero al mismo tiempo me sentí privilegiada de haber podido vivir este momento. Al entrar en el salón de actos ya repleto de jóvenes, muchos acompañados por sus padres, subir al escenario y pararme frente a ellos, cada uno de nosotros, los sobrevivientes, llevados de la mano por los más chiquitos, que empiezan éste año el colegio, para luego entregar una remera a los que viajaban con el logo del colegio.
Desfilaron los abanderados, con las escoltas con las dos banderas, de Argentina y la israelí, el canto de los dos himnos. Un corto programa artístico de alto nivel.
Una organización inmejorable.
Sentí entonces que todas mis inquietudes y ansiedades se desvanecían. Me embriagó una alegría y no pude detener las lágrimas. Lágrimas de felicidad.
Cumplimos con tu pedido
Nos conmovimos con tu hitoria, y nos emocionamos en poder cumplir con tu pedido
Beso grande Lea
Vivimos Shabat en Cracovia
Celebramos Kabalat Shabat todos juntos los marchistas de Ort
Fue muy fuerte también hacerlo en este país. Fue una manera más de seguir diciendo que aquí estamos.
Cenamos y volvimos al hotel.
Son las 3,45, ya todos duermen, y mañana como es Shabat podemos dormir hasta más tarde.
Estamos todos MUY BIEN.
También es cierto que hoy fue un día de mucho dolor, de mucha necesidad de abrazarnos, contenernos, y de estar uno junto al otro.
Eso hicimos.
Gracias a Gabi Perelman y a Daiana Salomon por colaborar conmigo en la realización del blog
Saludos a todos
Marcelo